Uno de esos días
martes, 19 de marzo de 2013
Todos
tenemos uno de esos días.
Cuando ya
desde la mañana tienes esa sensación que se siente cuando se quiere gritar,
pero no es posible por el qué dirán. Esa frustración de tener que mantener el
silencio porque es impensable alzar la voz. Esa tenaza en el corazón que te
obliga a permanecer serena aunque ni siquiera se acerque a tu estado. Esa
ansiedad por querer romper a llorar y las buenas formas te lo impiden porque no
es lo adecuado.
Tus amigos
lo notan. Estás muy callada. Te preguntan que qué tal estás. Tú respondes que
bien, conteniendo el aliento para que no se te quiebren las palabras. Para dar
un pequeño empujoncito a tu penosa actuación, les regalas la mejor sonrisa que
tienes, que está muy lejos de ser natural. Ellos se dan cuenta, una vez más,
pero deciden fingir que te creen al ver que hoy no eres una chica de demasiadas
palabras, porque te las estás guardando, mordiéndote la lengua a cada segundo,
instante, momento, para que no salgan a borbotones.
Al fin, tras
un largo día con esa fachada de porcelana, ésta se hace añicos cuando te quedas
sola. Estás apática, tirada en la cama. Tratas de entretenerte con el
ordenador, pero hoy internet no tiene nada que hacer. Lo intentas con alguna
película, nada. Pruebas con series, mismo resultado. Te pones música.
Entonces
llega esa canción, inesperada y súbita, que ni siquiera recuerdas en qué
momento la añadiste a esa lista. Curiosamente, te alivia, más de lo que cabría
a esperar. Como si la música gritara en tu lugar, como si te entendiera mejor
que el resto del mundo, como si te consolara mejor que cualquier otro.
Respiras
hondo. Varias veces. Una lágrima solitaria consigue escaparse por el rabillo
del ojo. Te sientes mejor. Ya no escuece. No sonríes, pero el dolor es más
soportable, como si la música hubiera sido un bálsamo contra esa ansiedad.
Te vas a la
cama bastante antes de lo normal. Dicen que la música amansa a las fieras y que
dormir lo cura todo. Esperas con toda tu alma que sea cierto y que también se
aplique a los corazones rotos.
Pero
tranquila, mañana será mejor. Seguro. Sólo ha sido uno de esos días. Seguro.
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