La leyenda del Cuervo

domingo, 22 de enero de 2012

Música recomendada: Diem ex dei, de Inmmediate Music




   Empezó siendo un rumor. Un día alguien dijo que le había visto y fue tomado por loco. Se hubiera quedado ahí la historia si más personas no hubieran empezado a decir lo mismo. Así, la semilla del rumor germinó, y todo se cubrió de un velo de sombras. A partir de ese momento, nadie supo jamás en qué momento terminaba el hombre y en cuál comenzaba la leyenda.
    Se decía que se paseaba por la ciudad, como un susurro, siempre al abrigo de la noche. Algunos afirman que consiguieron sacarle una foto, pero sólo se aprecian borrones deformes e inconsistentes. Pocas veces interviene, pocas veces deja de ser sombra para convertirse en hecho. Todos piensan que es porque prefiere seguir siendo un misterio, los que creen en su existencia, claro está. De todas formas, aunque hubieran querido sacarle de su escondrijo, jamás lo hubieran conseguido.
    De hecho, nadie ha sido capaz de verle el rostro. Se le describe siempre con una máscara, una máscara blanca con sonrisa burlona. Dicen que es capaz de atemorizar al valiente y de desquiciar al más calmado. Cuentan que se desliza por las azoteas de forma tan ágil como si tuviera alas. Dicen que desaparece sistemáticamente tras su intervención, como si nunca hubiera estado allí. ¿Y entonces cómo saben que no ha sido un sueño, una alucinación, que realmente lo han visto? Porque siempre deja un testigo y una prueba, dos elementos que dan aliento a su historia, que la refuerzan y, en cierto modo, ayudan a las personas de a pie a pensar que existe un mañana.
    ¿Y cuál es esa prueba? Una carta, un as de picas, un as de picas negro  con su característica pluma en el reverso, un diseño que nadie jamás había visto con anterioridad. Su sello, su despedida, su firma y su silenciosa presencia. Quien encuentra eso tras haber conseguido salvar la vida, lo guarda como un trofeo, como símbolo de esperanza y como tributo a su salvador. Aunque nadie tiene claro qué le hace intervenir en algunas reyertas y no en otras.
    ¿Justiciero enmascarado? Algunos se atreven a llamarlo así, pero no queda claro realmente si ese es el concepto adecuado. Su figura inspira misterio y cierto temor, como si todo él fuera un halo de oscuridad.
    Por eso mismo, inventaron un nombre con el que referirse a él, en honor a la pluma que siempre aparece en sus cartas. El Cuervo.
    Algún lunático ha llegado a decir que tiene alas negras. Pero seamos sinceros, por mucha leyenda que haya construida en torno a él, sigue siendo un hombre, un hombre que nadie se atreve a imaginar como hombre de a pie. Me pregunto cómo será cuando no está escondido en la noche.
    Llegados a este punto, se puede pensar que todo acerca del Cuervo puede haber sido inventado por una población que necesita creer en algo. Llegados a este punto, ya no se puede  distinguir en qué momento termina  el hombre y en cuál empieza la leyenda.
    Yo creo en ambos.
    ¿Que por qué? Porque una vez me salvó la vida.
    Y, desde entonces, no he sido capaz de olvidarle.

4 comentarios:

AnuskA 23 de enero de 2012, 21:38  

Qué ganas tengo de leer la segunda parte ^^

Libélula 23 de enero de 2012, 21:45  

Jajaja. Tú tienes pase VIP XD. Por desgracia, aún no está acabada ^^", se me resiste el epílogo XD.
Gracias por comentar ^^.

Sten,  5 de septiembre de 2012, 14:32  

Moeilijk om te lezen, maar heel mooi geschreven!

Libélula 19 de septiembre de 2012, 12:55  

Sten, next time in Spanish :P. U have to improve :P. Or, at least, in a language that I can understand without google translator ¬¬.

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